Un viaje para registrar los cantos más antiguos del mundo
Tres músicos percusionistas se aventuran a la selva del Congo, en Camerún, con el sueño de vivir la música de los pigmeos Baka, tocar con ellos y grabar su cantos polifónicos, antes de que sea demasiado tarde. Los Baka son una tribu nómade con tradiciones de más de 10 mil años, amenazados por el capitalismo moderno y la globalización.
Los Baka, son un pueblo semi-nomade de cazadores recolectores perteneciente a las tribus pigmeas de la selva de África Central. Su música vocal polifónica es uno de los pocos y raros ejemplos de polifonía vocal no occidental, siendo una de las más antiguas del planeta y es solo cantada por mujeres.
Remy fue quien nos invitó a conocer la vida de los Baka y sus costumbres. El es el músico de la aldea. Toca el “Aitá”, una de las arpas tradicionales. A través de Remy conocimos también a su tío Paul Kamba y la música del Ngombi (otra de las arpas tradicionales). Uno de los discos que hicimos en nuestro viaje está basado en la música de su arpa, el “Aitá”.
Samy Manga es un músico camerunés. Poeta, activista ecológico, radicado en Yaoundé, capital del país. Tiene una visión del mundo cosmopolita poco habitual para la media africana. Él se sumó como parte del equipo que viajaría hacia la selva donde viven los pigmeos abriendo vínculos que nutrieron mucho el encuentro con ellos. Compartió fábulas tradicionales de su aldea, las cuales son centrales para la educación de los niños africanos, ya que sus lenguas no son escritas y el relato preserva las tradiciones.
Remy tiene dos familias, una en la aldea y otra vive dentro de la selva de modo tradicional. Él nos invitó a conocer esta última. Se accede a ellos caminando 3 horas por la selva, desde Bosquet. Esta familia es de 15 personas, que práctica un estilo de vida seminómade. Sus viviendas son los Mongulus, chozas tradicionales construida en base a ramas y hojas de banano. Ellos nos mostraron dimensiones de la música, los relatos y lo cotidiano a las que aún no habíamos accedido.
Dos hechos de suma importancia para el relato del documental fueron:
a) los relatos y cuentos orales que esta familia nos regaló en una ceremonia de despedida
b) las mujeres nos ofrecieron sus cantos polifónicos dentro de un Mongulu, experiencia central de nuestro viaje y un elemento central en el documental.
Cuando estuvimos ahí nos encontramos con una realidad muy diferente a las que habíamos imaginado: una comunidad en un proceso de transformación de nomádico a sedentario, viéndose en el conflicto de su identidad cultural en relación a los cambios sociales originados en su incorporación a la vida en contacto con otras etnias, con muchas carencias materiales y marginados por el estado Camerunés que los empieza de a poco a reconocer.
Fue con la familia de Remy en la selva donde se produjo el mayor encuentro e intercambio. Después del canto del Mongulu, lo que compartimos con la música y su cotidianeidad, permitió un contacto más profundo, con más entrega de todos. Fue aquí donde tocamos el centro de toda la experiencia y descubrimos que se realizó el propósito originario del viaje.
¡MUCHAS GRACIAS!
ABRAZOS, ÉXITOS, DISFRUTÁ.
